Reseña Histórica

El año de 1892, el 8 de agosto, el Congreso Nacional del Ecuador había aprobado la fundación de una Escuela de Artes y Oficios en la ciudad de Guayaquil, auspiciada por la guayaquileña, doña Josefa de Anzoátegui, confiándosela a los salesianos. Más tarde, el 22 de abril de 1893, Don Calcagno, Inspector de los Salesianos en el Ecuador, comunicaba a los Superiores de Turín que el Ministro de Instrucción Pública, doctor Roberto Espinoza, le había informado que el Municipio de Guayaquil reiteraba el anhelo de entregar a los salesianos el ya creado «Instituto Anzoátegui». Y concluía: «En Guayaquil los salesianos están llamados a hacer un bien inmenso».

En noviembre del mismo año, el padre Calcagno había formulado ya un proyecto de contrato para la fundación de la nueva obra de Guayaquil. Desgraciadamente, la escasez de personal, por un lado, y el destierro de los salesianos por otro, postergaron la fundación de la nueva presencia salesiana en el puerto principal del Ecuador. Fue en el año de 1900, cuando la Junta de Beneficencia quiso entregar definitivamente a los salesianos el importante establecimiento profesional llamado «La Filantrópica», bien equipado y funcional.

El 10 de agosto de 1902, el padre Domingo Comín, recibió la obediencia para dirigirse a Ecuador. Es así como el 27 de septiembre de ese mismo año, salía rumbo al país en compañía del padre García y otros salesianos más. Llegaron a Guayaquil el 20 de noviembre, siendo recibidos con grandes muestras de simpatía y de admiración, por parte de todo el personal de La Filantrópica, que le brindó la más cálida bienvenida. Así, pues, el 15 de mayo de 1903, dio comienzo el nuevo año lectivo.

El personal salesiano estaba compuesto por el padre Domingo Comín, como director de la obra, y los salesianos: P. Marcial Yáñez, los clérigos Alfonso Rinaldi y Antonio Loncar y los coadjutores Juan Grasmugy y Ángel Brioschi. A pesar de las divergencias, anteriormente anotadas, entre los salesianos y el personal laico de la institución, el padre Comín puso todo su esfuerzo y dedicación en formar una auténtica comunidad educativa. Él mismo dictaba clases de telegrafía y otras asignaturas técnicas en las cuales estaba especializado, despertando gran admiración entre el alumnado y el profesorado de La Filantrópica.

Don Bosco

Juan Melchor Bosco, también conocido como Don Bosco, nació el 16 de agosto de 1815 en una finca situada en las colinas de Becchi, en el fondo de los Alpes italianos. El joven Juan Bosco nació en una familia pobre y humilde dependientes de la agricultura. Sus padres eran Francisco Bosco y Margarita Occhiena y sus dos hermanos José y Antonio.
Con una dulce firmeza y una fe infinita, Margarita, sabia educadora como lo era, convirtió su familia en una iglesia doméstica. Desde niño, Juan empezó a sentir el deseo de ser sacerdote.
Contó que a los nueve años había tenido un sueño que le reveló su misión, la educación de la juventud: una mujer resplandeciente como el sol le dijo “Hazte humilde, fuerte y robusto y lo que tú ves que les sucede a estos lobos que se convierten en corderos, tú lo harás por mis niños. Yo seré tu maestra. Con el tiempo tú comprenderás todo”. Siendo todavía un muchacho, Juan empezó juegos de destreza para sus amigos, aprendidos con gran esfuerzo, y alternaba esto con su trabajo y su oración.

En junio de 1841 fue ordenado sacerdote. Organizó un oratorio festivo, inicialmente itinerante, pero luego estable en Valdocco que puso bajo la protección de San Francisco de Sales. Margarita, ya anciana, aceptó ir a Turín a ayudarlo, convirtiéndose en “Mamá Margarita” para todos. Se desarrolló así el famoso Sistema Preventivo, un estilo educativo y acción pastoral basados en la razón, la religión y el amor. Los primeros colaboradores, con el tiempo y también gracias a la ayuda del Papa Pío IX, se convirtieron en una congregación, los Salesianos, dedicada a la salvación de los jóvenes, luchando contra todas las formas de pobreza y tomando como propio el lema: “Da mihi animas caetera tolle”. El joven Domingo Savio es el primer fruto del Sistema Preventivo.

Junto a Santa María D. Mazzarello fundó el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Con buenos y trabajadores laicos, hombres y mujeres, creó los Cooperadores Salesianos para apoyar y sostener la obra de la educación de la juventud, anticipando así nuevas formas de apostolado en la Iglesia.

A los 72 años, el 31 de enero de 1888, Don Bosco murió, exhausto por el trabajo. Pío IX, que lo había conocido, lo beatificó en 1929 y lo canonizó el 1 de abril de 1934. En el centenario de su muerte, el Papa Juan Pablo II lo declaró “Padre y Maestro de la Juventud”. Su cuerpo descansa en la Basílica de María Auxiliadora en Turín. Su fiesta se celebra el día 31 de enero.